Ayer después de una buena paliza a matemáticas decidimos hacer un especial postres sin lactosa para distraer la mente. De ahí nacieron las magdalenas y unas natillas un poco malogradas.
Yo me puse con las natillas (así salieron) él con las magdalenas.
Las natillas fueron un desastre por mi afán de improvisación, en vez de maicena le eché harina de repostería y como no tenía leche de coco le puse leche normal y virutas de coco. Total que después de 12 horas no cuajan y todavía no me he atrevido a probarlas, eso sí, quedaron muy bonitas gracias a mis instrumentos de decoración infalibles y de parvulario.
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