Ni me molesté en saber el nombre del local después de la experiencia, para que os ubiquéis es el único restaurante asiático de todo el centro comercial así que si queréis probarlo, que sinceramente después de esto no creo que lo hagáis, no tiene pérdida
Nos decantamos por este lugar por la pasión que tenemos hacia este tipo de restaurantes, eso y que para el resto de restaurantes del centro comercial había que hipotecarse para comer una hamburguesa.
La entrada al buffet era más o menos barata, 10'95 ,si no recuerdo mal, sin bebida. Desde fuera parecía un buen sitio, con la típica barra en movimiento que lleva sushi y tu mismo te sirves.
Entramos y la primera impresión una vez dentro no fue mala, nos pusieron en la antigua sala de fumadores por lo que estábamos aislados del resto de la gente y el ruido, como en un reservado.
Nos levantamos a llenar los platos y nos encontramos con una cantidad de bandejas contadas y la abundancia brillaba por su ausencia, a poco que llegara alguien con hambre de un cucharon vaciaba la bandeja, todo rebozado y los típicos platos de siempre. Yo opté por probar la brocheta de gambas que es la prueba de oro de que un asiático es bueno o no, si las gambas están secas es malo, sin duda. Pues así fue, secas, como crujientes, horrible. Empezábamos bien.
A él como le gusta cuidarse apenas pudo comer nada y se quedó con hambre, no iba a estar tirando su dieta por la ventana con aquel festival del frito y el rebozado.
El
Ella
Al no encontrar demasiado apetitosa la comida del buffet fuimos a la barra de
sushi y cogimos unos cuantos platos. Casi siempre comemos con palillos porque el sushi debe comerse así y no deshacerse con un tenedor. Pues bien, hasta con los palillos se deshacía, el arroz no estaba compacto como se espera del arroz del sushi, ni que contaros cuando se mojaba con la salsa de soja, perdía la mitad del condimento por el camino. Por ponerle algo bueno al sushi es que había variedades que no había comido nunca como por ejemplo el sushi de atún.
Por último había helados en un congelador para que te sirvieras del que quisiera y esos la verdad que no estaban mal.
No me puedo despedir sin antes comentar el baño (que también es importante y dice mucho de un lugar) y este era para echarse a llorar. Entrabas en un baño que resultaba ser el de los hombres y en ese mismo baño había una puerta, que no cerraba, que llevaba al de las mujeres, todo esto sin puertas ni nada, un lavabo y un W.C, sin más,para poder incurrir en la intimidad de cualquiera. Yo entré a lavarme las manos y entró un hombre al baño de al lado, que vergüenza de lugar, por supuesto muy limpio os podéis imaginar que no estaba.
El precio injusto totalmente acabó siendo de 25 euros con la bebida, irrepetible porque no voy a repetir más.
Por último mi nota para este restaurante es un 4 que ni merece, pero como no sé si algún día entraremos a un lugar peor del estilo pesadilla en la cocina me tendré que reservar las notas peores para cuando vea ratas correr por el suelo.